¡Hey, exploradores del mundo! Aquí Natalie reportándose desde la hermosa y a veces subestimada capital de Suiza, Berna. ¿Listos para descubrir los encantos de una ciudad que combina lo medieval con lo moderno de manera tan magistral que te dejará con ganas de más? Pues ajusten sus relojes al tiempo suizo, ¡porque vamos a recorrer Berna!
Comencemos con el emblemático Zytglogge, el reloj astronómico que ha estado dando la hora en Berna desde el siglo XIII. Cada hora, un desfile de figuras animadas sale a dar su espectáculo. ¡No se lo pierdan!
Después, la Catedral de Berna, o Berner Münster, se alza majestuosa con su torre puntiaguda. Suban los 344 escalones de la torre para unas vistas que quitan el aliento.
La calle Kramgasse es la arteria de la Ciudad Vieja, donde vivió Albert Einstein y hoy en día, ¡podemos tomar un café en su antigua casa convertida en museo!
Y sí, ¡Berna tiene osos! No se pueden perder el Bärenpark, el hogar de estos animales, símbolos vivientes de la ciudad.
Para un respiro de la vida urbana, suban hasta el Rosengarten. Las vistas panorámicas de la ciudad con el río Aare serpenteando son inmejorables.
Hablando de Aare, ¿se animan a nadar en sus aguas claras? ¡Es una actividad típica local en verano! Si no se atreven a nadar, un picnic en sus orillas es igual de encantador.
El Kunstmuseum es el lugar donde el arte clásico y contemporáneo se encuentran. La colección permanente es gratuita el último sábado de cada mes, ¡apúntenlo!
El Zentrum Paul Klee, diseñado por el arquitecto italiano Renzo Piano, es un homenaje a uno de los hijos más famosos de Berna. La arquitectura es tan cautivadora como las obras en su interior.
Berna es perfecta para recorrer en bicicleta, ¡así que alquila una y únete a los locales en dos ruedas! Puedes seguir las rutas a lo largo del Aare o perderte por las calles de la ciudad.
Para los foodies, el mercado semanal en Bundesplatz es el lugar ideal para probar productos locales frescos. Además, los martes y sábados, la plaza se llena de puestos de comida que son todo un deleite.
En Berna, cada esquina es una postal, cada callejón una historia y cada sonrisa un recuerdo que llevarse a casa. Desde su arquitectura hasta sus ríos, pasando por los mercados y sus rincones verdes, Berna sabe cómo enamorar al viajero que busca belleza y serenidad.
Espero que este paseo por Berna les haya inspirado a empacar sus maletas y vivir su propia aventura suiza. No olviden que viajar es más que ver lugares; es sentirlos, vivirlos y, sobre todo, disfrutarlos.
Hasta la próxima aventura,
Natalie 🇨🇭
🌷✨